La niña duerme en el ocaso de la luna
Con sus profundos ojos color escarlata,
Un par de muñecas vestidas de pecados
Intricando un vals como la marcas de las zarzas espinosas
Quien sino alguien se sacrifico al dolor
Aunque la muerte de la niña se lamenta
De que el vacío en la parte posterior
De sus propios ojos sean tan vacíos
Que en la sangre no se pueda ver nada más
Que la vida en este mundo es considerada como una vergüenza
Que lleva a la pena misma
Las lagrimas no son para mi mas que recuerdos temerosos
La voz original del pecado trasciende en la verdad
Por que volver a solas en la nada con palabras grabadas
En la obscenidad el mayor dictador encadena gente sin objetivo de alcanzar el final
Estas seguro de quieres vivir?
Estas seguro de que deseas morir?
Quien vive con el deseo de muerte de muerte se enfrenta a la vida
¿Que deseas? ¿que demandas?
La importancia superficial estaba en la sima de la veracidad
La astucia para traer el miedo a la muerte
El mundo favorece a la desesperante abominación que la sociedad engalana
La compasión se ha convertido seguramente en la virtud del vicio
La hipocresía es engañosa aunque sin duda poco preocupante
Cuando arde en la fuente del pecado original en el vacío
De la oscuridad y ante la verdad atónita
En la desesperación de la vida carece de terminaciones
No hay muerte..
Vergonzosa?- no lamentable? no
El cuerpo tallado en la memoria
En el despertar me acompañan a la muerte
Sin embargo el circulo de la muerte no tiene fin y la muerte es vida, estas vivo ¡ es tu propio infierno vívelo siéntelo disfrútalo ¡¡
Ya me infiltré en este espacio también.
ResponderEliminarPara conjugar tu noche.
Y conjurar tu día.
Como un hechicero.
De palabras.
Y mis torpes ripios, improvisados en pocos segundos,
creados, acaso, para levantar tu sonrisa.
Y que en tu mente, tu deliciosa mente, lo que más me atrae de ti, tu magia inagotable, tu sed, calor, frío y a.m.o.r., que en tu mente -como decía- haya un poco más de dopamina.
Ahora me sorprendes con tus palabras. Y a tus quince primaveras.
Sin duda la estrella del firmamento... de mi firmamento. Una paz en el Empíreo.
El círculo. Tú.
Perfección. Sí, cajita.
Cree. Ten fe.
Lo que uno escribe no es mera verborrea. La fe mueve montañas.
Y me acerca, poco a poco, a tus ojos. A vivir ellos, ¿recuerdas?